Lucero Gomez es actriz, diseñadora y directora de
Crisálida, marca de vestuario escénico que desde el año de 2008 se desempeña en el mercado de las artes escénicas realizando vestuarios y accesorios para puestas en escena de algunos grupos de teatro de la ciudad de
Medellín- Colombia. Una ciudad que lentamente ha comprendido la figura del vestuarista para el mercado de las artes escénicas y su importancia en un proceso creativo, como es el caso de
Crisalida, una marca que nos devela la tracendencia de este componente escénico en la actualidad.
Para Lucero conquistar ese respeto e importancia como vestuarista han exigido por parte de ella un gran esfuerzo técnico y emocial al diseño de vestuario, pues es una de sus grandes pasiones y lo que mas ama hacer en la vida, que han dado como resultado un amor maduro y consciente que ha crecido con los años de trabajo y han afinado para que
Crisalida vista con creatividad y técnica algunos personajes del teatro paisa, esos que aparecen en teatros y calles de la ciudad de la eterna primavera.
Lucero Gomes conoció el mundo de la moda en su infancia a través de su hermana mayor, quien le enseñó diversas técnicas de corte y costura, con el fin de que ella y sus hermanos aprendieran otras labores diferentes a las que aprendían en la esccuela. Estas técnias que le enseñó su hermana le permitieron a Lucero jugar y crear con retazos de tela un mundo de superficies y de fantasías en diferentes momentos de su vida; primero en su niñez con sus muñecas, luego en su adolescencia con ella misma y posteriormente con sus trajes para la escena en la universidad.
Durante su adolescencia, esa necesidad por reconocer el cuerpo y su búsqueda por una identidad, permitieron que
Lucero recuperase el juego con las fantasías que había iniciado con sus muñecas en su niñez , y empezara a crear y confeccionar sus propias ropas.Un juego que lentamente ganó seriedad e interés por parte de ella, y que se fue ampliando técnicamente en la empresa de ropa interior de su hermana con el trabajo de molderia y costura, bases técnicas fundamentales para un diseñador de vestuario.
Este bagaje técnico que vivió en la empresa de su hermana y su necesidad de expresar escénicamente a través del traje, permiten que Lucero construya sus personajes
“desde una metáfora vivida desde el cuerpo, construida en el traje”, durante su proceso de formación en
Arte Drámatico en la
Universidad de Antioquia.
Exploración y necesidad creativa que fueron motivando para que esta actriz y diseñadora formulara un plán de negocio en el
Parque del Emprendimiento de su marca
Crisalida. Fue en este lugar que
Lucero crea
Crisálida, una marca que nos dice ella surgió con el fin de desarrollar
“trajes escénicos con un sello artístico, metafórico y dramático atribuidos de significados, que llegan a la escena hablando por sí solos”. Unos trajes que son analizádos, pensados y construidos con un método de trabajo minucioso y cuidadoso.
Lucero antes de ir a los ensayos lee el texto y en esa lectura surgen ideas, atmosferas, colores e imágenes del personaje, que son anotadas y sirven como referente para dibujar los primeros bocetos de los personajes que son confrontados con los miembros el grupo de teatro como directores, actores, escenógrafos y luminotécnicos, con el fin de no crear choques estéticos.
Lucero confiesa que no ha sido fácil conquistar un lugar como diseñadora y creadora en el mercado de las artes escénicas, “
yo porque me considero una gran apasionada por el teatro, amo mi trabajo, lo respiro todos los días, y me propuse a vivir exclusivamente de él”, pues cuando inició su carrera como diseñadora tuvo una gran recistencia por parte de algunas con personas y grupos de teatro que cuestionaban ¿por qué debían pagar a un diseñador por un vestuario?, pues para muchos sectores artísticos y culturales (teatro, danza, moda, música) el vestuarista no es ni profesional, ni debe cobrar.
Lucero dice que
“al principio como recibía tanta queja, decidí cobrar más barato para darle gusto al cliente y para que no menospreciaran mi trabajo. Pero después, vi que era mucho el cansancio, que yo misma no estaba valorando mi trabajo, y dejé de darle un valor simbólico a lo que hacía, y pase a darle un valor real”.
Para
Lucero algunos grupos de teatro y danza emergentes quieren diferenciarse y proponer más desde la imagen, por lo tanto dan más importancia al diseño de vestuario e invierten sin críticas ni quejas en un vestuario para sus puestas en escenas, muy diferente a lo que algunos grupos reconocidos de la ciudad que invierten poco y no estan dispuestos a pagar por el trabajo de un vestuarista. Ella piensa que
“un vestuario no necesita ser lujoso o impecable, pero si debe tener concepto. Si todos los grupos de teatro entendieran la importancia del vestuario escénico, aclararían lo que quieren comunicar en sus obras a nivel dramático, porque el vestuario en una obra de teatro realiza una dramaturgia de la imagen”.
Una dramaturgia que se construye y se proyecta en la escena por quienes comprenden el valor estético y comunicativo de un traje, y el valor que tiene un profesional dedicado a esta aréa del diseño. Esta desvalorización (que no es genérica) se observa en la falta de cursos (no profesionales y profesionales), grupos de investigación, seminarios, coloquios y becas sobre el vestuario escénico en Colombia.
Este cambio podría empezar desde el ámbito académico nos dice
Lucero , pues además de moda y de vestuario para consumo
“las facultades de diseño de vestuario y moda deberían tener en su currículo más materias que relacionaran al estudiante y al futuro diseñador con el aspecto dramático y teatral del vestuario” y así podríamos hablar del vestuario escénico como una profesión que es paga, valorizada e inmersa en un contexto cultural y comercial que requiere de marcas como
Crisalida y de diseñadoras como
Lucero Gomez que nos muestran el trabajo, el esfuerzo, el conocimiento técnico y el profesionalismo que se requiere para crear un traje escénico.