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jueves, 2 de marzo de 2017

Costurando trajes para soñar

Vistiendo escenas, se estaba preparando  para abrir sus actividades de este nuevo año con un post muy especial. el Taller de Vestuario de la Escuela del Teatro Bolshoi Brasil (única sede en el mundo fuera de Rusia) abrió sus puertas para Vistiendo Escenas y nos permitió realizar este video que hemos llamado Costurando Trajes para Soñar. Este video esta dedicado al grupo de costureras talentosas, que con su labor iniciaron un precedente historico del vestuario escénico en America Latina, pues han desarrollado con alto rigor técnico los trajes de una tradición dancistica tan importante y tracedental  como es la del ballet Bolshoi de Rusia. Resaltamos la bella labor que realizan las madres voluntarias en este taller, al auxiliar y ayudar sin ningún tipo de remuneración economica al equipo de costureras, un gesto amoroso y solidario hacia los alumnos y futuros balarines de la escuela. Agradecemos a la Escuela del teatro Bolshoi Brasil, por permitirnos entrar a ese espacio donde se confeccionan los trajes que visten los futuros artistas  que recorreran el mundo bailando y entregando en la escena un sueño cumplido.

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Máscaras y Moda una relación mas allá de escena.


En el año de 2011 el instituto Orbitato me invitó a pasar dos días en la ciudad de Floriánopolis para asistir al Sur Fashion Week. Durante estos dos días, caminé los dos pisos que componían el recorrido propuesto por los organizadores de la feria, quienes planearon que los espectadores camináramos por los corredores para observar de lado a lado las marcas invitadas al pabellón  Denim Prêt-à-Porter, pabellón que concluía con la exposición “Face Couture” del diseñador brasileño Felipe Campestrano.

Denim Prêt-à-Porter . Sul Fashion Week

“Face Coture” era una exposición de máscaras elaboradas con ropas femeninas y masculinas de uso diario como camisetas, camisas, pantalones, chaquetas, suéteres y vestidos, prendas que fueron customisadas por el diseñador brasileño Felipe Campestrano. “Face Coture” era un proyecto de diseño experimental el cual no pretendía crear objetos vestimentarios para una obra de teatro, sin embargo su para mí su  resultado plástico podía ser interpretado como una propuesta de máscaras para una puesta en escena. Esa sensación de estar ante un personaje teatral en una propuesta de diseño la cual no tenía como objetivo crear un accesorio para una puesta en escena, me generó además de placer en términos de concepto y factura por ver esta propuesta plástica, muchas preguntas sobre las técnicas y los materiales que se utilizan para desarrollar máscaras escénicas.

Denim Prêt-à-Porter . Sul Fashion Week

Me cuestionaba: ¿Por qué la gran mayoría de máscaras  que se utilizan en las puestas en escena repiten materiales y métodos de construcción?

¿Este tipo de máscaras que vemos en la mayoria de las puesta en escena reflejan una carencia técnica por parte de sus ejecutores, o es un signo momificado  el cual solo se aborda desde la misma técnica?

¿Es la mascara escenica un objeto codificado en forma y significado y su resultado es la carencia de referentes por parte de los espectadores o por parte de los productores?

¿Por qué repetimos las mismas técnicas, sin pequeños diferenciales y cerramos la  exploración  a otras técnicas que abrirían los referentes en formas, volúmenes, texturas y materiales?

Denim Prêt-à-Porter . Sul Fashion Week

Estas preguntas que me formulaba durante la exposición difícilmente tendrían una respuesta inmediata, pero ellas me invitaban a reflexionar acerca de cómo las técnicas de construcción de objetos plásticos para la escena podían ser elaborados con otros y  nuevos procesos,  que comprometen el aprendizaje de nuevas prácticas constructivas como la de una costura creativa que proponga ensamblar partes para montar nuevas formas, un patronaje que utiliza el cuerpo como soporte para la construcción de estructuras vestibles con infinitas superficies que varían en texturas, formas y tamaños que descodifican y amplían nuestro repertorio creativo.

Denim Prêt-à-Porter . Sul Fashion Week

“Face Couture” nos invita a explorar nuevas técnicas que pueden permear el ámbito de la producción escénica. Vale la pena la pena accezar al link www.facecoutureproject.com y observar el registro que el autor hace de su proceso creativo que transcurre desde el año  2010 hasta el 2011. Este proyecto nos realiza una invitación para iniciar métodos de producción escénica que nos permitan explorar formas y materiales que abran nuevos referentes para crear y configurar otro visuales en la escena para todos aquellos que nos dedicamos a ella profesionalmente.

Moda con teatro, según Ronaldo Fraga.


Moda con teatro, según Ronaldo Fraga.

Fotografia de William Bucholtz

El 27 de Julio de 2009 en el marco de Colombiamoda asistí en el orquiderama de la ciudad de Medellín, la colección "Disneylandia" del diseñador brasileño Ronaldo Fraga,  un recorrido poético por latinoamérica, el tan llamado continente del futuro.

Dos años después de asistir a "Disneylandia", llegué al Brasil a estudiar una especialización en Moda al instituto Orbitato, ubicado en el estado de Santa Catarina, sur del Brasil. Durante este proceso de formación académica, Ronaldo Fraga siempre era un referente en nuestras clases cuando discutíamos la creación de producto gráfico, industrial o vestible con identidad propia. Una identidad que discutíamos en clase debía ser elaborada con la apropiación de nuestro contexto, ese que nos construye en imágenes, historias, sabores, colores, texturas, música, telas y que veíamos materializado en el trabajo de Ronaldo Fraga. Me interese por conocer mas de la obra de Ronaldo Fraga y busqué a través de diversas fuentes de información como conferencias, artículos de revistas, videos y libros conocer a este creador de cultura brasileña y latinoamericana. Uno de los trabajos que este diseñador brasileño realizaba adémas de sus colecciones, es el diseño de vestuario escénico para grupos de danza y teatro del Brasil, aréa de las artes escénicas que constituye gran parte de mi vida profesional como diseñadora y uno de los motivos por los cuales me encontraba estudiando en el Brasil. En diciembre de 2013  Ronaldo Fraga venía para Orbitato a dictar un taller sobre ilustración para moda y aproveche la oportunidad para conversar con él sobre su trabajo como diseñador de vestuario escénico.

Vistiendo Escenas: ¿Cuáles son las diferencias que Ronaldo Fraga encuentra entre desarrollar una colección de ropa para moda, y proyecto de vestuario escénico?

Ronaldo Fraga: Cuando regrese de Londres, fui descubierto y desfilé por primera vez en el Brasil, siempre sucedía lo siguiente: la persona a la cual no le gustaba mi trabajo, me criticaba diciendo que mi propuesta no era moda, era vestuario para teatro, y yo no tuve dificultad en asumir siempre esa teatralidad que tienen mis ropas. Asumí que lo mejor de la moda, era la moda con teatro, una moda que piensa en la construcción de un personaje. Por esta razón para mí no hay diferencia entre crear un vestuario escénico y una colección de moda. Yo no la veo, la moda para mí es la construcción de personajes, no hay separación entre una y la otra, lo que sí existe es un divergencia entre los contextos en los cuales aparecen y se manifiestan.

Vistiendo Escenas: ¿Y desde el punto de vista comercial no existen características y diferencias entre lo que es creado para vender como ropa de consumo del sistema moda, con la indumentaria escénica?

Ronaldo Fraga: No, porque para mí, todo es comercial. Yo hago mucho vestuario para teatro y te digo que no encuentro la separación del traje escénico teatral y la ropa que es creada para una colección. Yo tengo clientes que compran con mucha antecedencia la ropa más emblemática de la colección, y te cuento que las prendas más absurdas que yo hago y coloco en mi pasarela, van para mis tiendas y son las primeras en venderse, principalmente en este momento que apropiación cultural de la moda que experimentamos en el Brasil. Uno de los factores que influye en la compra de este tipo de productos y es el hecho de que nosotros estamos viviendo una época sin gracia, que se refleja en algunos aspectos entre los que se encuentra la producción de ropas en serie.

Vistiendo Escenas: ¿Actualmente estas trabajando en algún proyecto de vestuario escénico?

Ronaldo Fraga: En estos momentos estoy haciendo un vestuario de una obra de teatro infantil “O Fonchito”, basada en el cuento “El Funchito y la Luna” de Mario Vargas Llosa. Para esta propuesta si usted piensa en hacer un vestuario teniendo como referente el Perú, debe controlarse para no hacer una cosa extremadamente colorida. La propuesta que hice en “O Fonchito” fue todo en blanco, todos los vestuarios y el escenario son diseñados en blanco, para que el color llegue de encima y pinte el personaje con los colores que escogí como rosado, verde limón, entre otros.

Vistiendo Escenas: Como se relaciona Ronaldo Fraga con lo que sucede en algunas puestas en escena tanto de teatro como de danza, en las cuales los diseñadores se ven sometidos y restringidos a las directrices de lo que el espectáculo exige.

Ronaldo Fraga: Yo solo trabajo cuando tengo la libertad para crear, si no tengo libertad para crear prefiero no aceptar, porque para mí la creación es camino de placer. Conseguir ser libre para crear lo que yo quiero en todo aquello que hago incluido el teatro ha sido una de mis mayores conquistas.

Vistiendo Escenas: ¿Cómo te relacionas con los actores durante el proceso creativo?

Ronaldo Fraga: Sobre este tema tengo una experiencia con la compañia de danza “O Corpo”. La primera bailarina de la compañía era una gran amiga mía, y en el proceso de montaje le pregunte: ¿Cómo te imaginaste vestida en la obra? y ella me responde: de negro. ¡De negro!, le respondí, pero si es un tema tan brasileño. Y ella me pregunta: ¿Y tú como me viste? Yo le respondo: yo te vi fucsia, verde limón. Y ella me responde: no, el fucsia engorda a las bailarinas. Y mi respuesta fue: entonces te voy a engordar. Y el vestuario fue fucsia y verde limón y direccionó toda la propuesta plástica de luz e escenográfica de la obra.

Una Crisalida del vestuario en la ciudad de la eterna primavera.



Lucero Gomez es actriz, diseñadora y directora de Crisálida, marca de vestuario escénico que desde el año de 2008 se desempeña en el mercado de las artes escénicas realizando vestuarios y accesorios para puestas en escena de algunos grupos de teatro de la ciudad de Medellín- Colombia. Una ciudad que lentamente ha comprendido la figura del vestuarista para el mercado  de las artes escénicas y su importancia en un proceso creativo, como es el caso de Crisalida, una marca que nos devela la tracendencia de este componente escénico en la actualidad.

Vestuarios Crisalida


Para Lucero conquistar ese respeto e importancia  como vestuarista  han exigido por parte de ella  un gran esfuerzo técnico y emocial al diseño de vestuario, pues es una de sus grandes pasiones y  lo que mas ama hacer en la vida, que han dado como resultado un amor maduro y consciente que ha crecido con los años de trabajo  y han afinado para que Crisalida vista con creatividad y técnica algunos personajes del teatro paisa,  esos que aparecen en teatros y calles de la ciudad de la eterna primavera.

 Diseñadora Lucero Gomez.

Lucero Gomes conoció el mundo de la moda en su infancia a través de su hermana mayor, quien le enseñó diversas técnicas de corte y costura, con el fin de que ella y sus hermanos aprendieran otras labores diferentes a las que aprendían en la esccuela. Estas técnias  que le enseñó su hermana le permitieron a Lucero jugar y crear con retazos de tela un mundo de superficies y de fantasías en diferentes momentos de su vida; primero en su niñez con sus muñecas, luego en su adolescencia con ella misma y posteriormente con sus trajes para la escena en la universidad.

Durante su adolescencia, esa necesidad por reconocer el cuerpo y su búsqueda por una identidad, permitieron que Lucero recuperase el juego con las fantasías que había iniciado con sus muñecas en su niñez , y empezara a crear y confeccionar sus propias ropas.Un juego que lentamente ganó seriedad e interés por parte de ella, y que se fue ampliando técnicamente en la empresa de ropa interior de su hermana con el trabajo de molderia y costura, bases técnicas fundamentales para un diseñador de vestuario.
Este bagaje técnico que vivió en la empresa de su hermana y su necesidad de expresar escénicamente a través del traje, permiten que Lucero construya sus personajes “desde una metáfora vivida desde el cuerpo, construida en el traje”, durante su proceso de formación en Arte Drámatico en la Universidad de Antioquia.

Lucero Gomez

Exploración y necesidad  creativa que fueron motivando para que esta actriz y diseñadora formulara un plán de negocio en el  Parque del Emprendimiento de su marca Crisalida. Fue en este lugar que Lucero crea Crisálida, una marca que nos dice ella  surgió con el fin de desarrollar “trajes escénicos con un sello artístico, metafórico y dramático atribuidos de significados, que llegan a la escena hablando por sí solos”. Unos trajes que son analizádos, pensados y construidos con un método de trabajo minucioso y cuidadoso. Lucero antes de ir a los ensayos lee el texto y en esa lectura surgen ideas, atmosferas, colores e imágenes del personaje, que son anotadas y sirven como referente para dibujar los primeros bocetos de los personajes que son confrontados con los miembros el grupo de teatro como directores, actores, escenógrafos y luminotécnicos, con el fin de no crear choques estéticos.

Vestuario Crisalida

Lucero confiesa que no ha sido fácil conquistar un lugar como diseñadora y creadora en el mercado de las artes escénicas, “yo porque me considero una gran apasionada por el teatro, amo mi trabajo, lo respiro todos los días, y me propuse a vivir exclusivamente de él”,  pues cuando inició su carrera como diseñadora tuvo una gran recistencia por parte de algunas con personas y grupos de teatro que cuestionaban ¿por qué debían pagar a un diseñador por un vestuario?, pues para muchos sectores artísticos y culturales (teatro, danza, moda, música) el vestuarista no es ni profesional, ni debe cobrar.

Vestuarios Crisalida.

Lucero dice que “al principio como recibía tanta queja, decidí cobrar más barato para darle gusto al cliente y para que no menospreciaran mi trabajo. Pero después, vi que era mucho el cansancio, que yo misma no estaba valorando mi trabajo, y dejé de darle un valor simbólico a lo que hacía, y pase a darle un valor real”.

crisalida 13

Para Lucero algunos grupos de teatro y danza emergentes quieren diferenciarse y proponer más desde la imagen, por lo tanto dan más importancia al diseño de vestuario e invierten sin críticas ni quejas en un vestuario para sus puestas en escenas, muy diferente a lo que algunos grupos reconocidos de la ciudad que invierten poco y no estan dispuestos a pagar por el trabajo de un vestuarista.  Ella piensa que “un vestuario no necesita ser lujoso o impecable, pero si debe tener concepto. Si todos los grupos de teatro entendieran la importancia del vestuario escénico, aclararían lo que quieren comunicar en sus obras a nivel dramático, porque el vestuario en una obra de teatro realiza una dramaturgia de la imagen”.

Una dramaturgia que se construye y se proyecta en la escena por quienes comprenden el valor estético y comunicativo de un traje, y el valor que tiene un profesional dedicado a esta aréa del diseño. Esta desvalorización (que no es genérica) se observa en la falta de cursos (no profesionales y profesionales), grupos de investigación, seminarios, coloquios y becas sobre el vestuario escénico en Colombia.



Este cambio podría empezar desde el ámbito académico nos dice Lucero , pues además de moda y de vestuario para consumo“las facultades de diseño de vestuario y moda deberían tener en su currículo más materias que relacionaran al estudiante y al futuro diseñador con el aspecto dramático y teatral del vestuario” y así podríamos hablar del vestuario escénico como una profesión que es paga, valorizada e inmersa en un contexto cultural y comercial que requiere de marcas como Crisalida y de diseñadoras como Lucero Gomez que nos muestran  el trabajo, el esfuerzo, el conocimiento técnico y el profesionalismo que se requiere para crear un traje escénico.

domingo, 20 de mayo de 2012

Conferencia "El Teatro se Re-Viste".



Conferencia impartida en el Primer Congreso Internacional de Estudios Teatrales Ciudad de Medellín. “Trayectos expandidos del teatro”. Noviembres 5 de 2009.



El tema de esta ponencia surge de una pregunta que ha acompañado mi hacer teatral como actriz y espectadora, y apunta a encontrar una reflexión del vestuario del actor divergente de la imagen pensamiento de la representación.
La conceptualización y contrucción del vestuario desde la representación, pretende que el espectador identifique a un personaje en la indumentaria del actor, la cual es limitada a exteriorizar los signos externos más característicos y representativos de un personaje: clase social, oficio, edad, y contexto histórico los cuales són dictaminados en la mayoria de los casos por el texto dramatúrgico o por el director de la obra. Este vestido limitado y restringido a imitar los signos externos mas representativos de un sujeto, se encuentra analizado en el  libro "Superpociciones", escrito a cuatro manos por el autor italiano Carmelo Bene y el filosofo francés Guilles Deleuze. Estos dos autores abordan al vestuario como unos de los componentes escénicos de la representación teatral. Para ellos estos componentes escénicos se encuentran limitados en las puestas en escena porque pertenecen a un sistema de poder en el teatro que procura desarrollar una coherencia del tema y de la representación escénica.

Sin embargo (nos proponen los autores) esto puede mudarse en el teatro, cuando se generan variantes y se eliminan las constantes escénicas. Esta invariante y falta de constantes en la representación teatral se constituye como una lengua menor, un personaje menor, un teatro menor que transforma el teatro y sus componetes escénicos. Con este concepto de invariante, transformación continua, mudanza y corte que nos proponen estos dos autores, me genera diferentes preguntas en relación al vestuario como  componente escénico. 
  • ¿Cómo  ejecutar una variación del vestuario del actor para que genere otros lenguajes?
  • ¿Cómo realizar esos cortes en las constantes de poder en la representación teatral?
  • ¿Cómo ampliar los referentes de este componente escénico, que permitan un encuentro con otras texturas,  otras corporalidades y construyan otros significados  del vestuario? 
Para encontrar posibles respuestas a estas y otras preguntas en relación al vestuario escénico, propongo desarrollar dos  propuestas que permiten pensar a este componente de la escena fuera de la imagen pensamiento de la representación. En primera instancia propongo el  vestuario del actor como acontecimiento en la escena y posteriormente expongo el vestuario del actor como acto de crueldad.


El Vestuario como acontecimiento en la escena .


Acontecimiento segun Lyotard:

 "No es lo que acontece, no es un estado de cosas que se continua dentro de un mismo sentido.  El acontecimiento es un corte de estado de las cosas.  Es aquel nuevo sentido que se diferencia de lo que acontece”[1].

Para crear esa diferencia del vestuario y dar un nuevo sentido al traje del actor como acontecimiento, es necesario reorganizar el juego del teatro y crear una ruptura, una dislocación al lenguaje dominante y al orden cerrado que ha primado en el teatro y sus componentes escénicos.  Esta dislocación o ruptura nos propone un teatro critico, y constituyente en donde:
 “El hombre de teatro ya no es un autor, actor o escenificador.  Es un operador.  Por operación es necesario entender el movimiento de la sustracción, de la amputación, pero ya recubierto por el otro movimiento, que hace nacer y proliferar algo inesperado.”[2] 
En lo inesperado hay multiplicidad de interpretaciones y de propuestas, escasean las ropas con identidad y surgen las relaciones del traje con fuerzas, energías, sensaciones, intensidades, afectos, perceptos, devenires, invariantes, inconstantes y singulares de cada actor. Esta búsqueda permite una indumentaria singular y particular  que solo tiene que rendir cuentas a sí misma. Un vestuario que busca la renovación de lo estable que permite lo inesperado, que rompe la regla de la identidad y la caracterización, que genera nuevas dinámicas escénicas que son reconocidos cuando se presentan en la escena como acontecimiento, un traje acontecimiento.



Traje Cruel
Luego de proponer el traje como acontecimiento, me permito plantear mi segunda hipótesis la cual he nombrado como traje cruel. La crueldad, término introducido por Antonin Artaud a  mediados del siglo XX, propone rupturas y deconstrucciones de la mirada representativa, moderna e histórica, tanto del hombre, como del teatro y sus componentes escénicos. Artaud, ve a la representación como la contrucción de un mundo y de un lenguaje que nos ha separado de las cosas.
Para Artaud es necesario,  urgente y vital realizar un gran esfuerzo por reencontrar la fuerza de la vida que está en las cosas y ha sido olvidado por todos nosotros: Hombres y mujeres de teatro. 
“Yo empleo la palabra crueldad en el sentido de apetito de vida, de rigor cósmico y de necesidad implacable.  El cuerpo y la vida misma solo se definen por una especie de rigor cósmico, de crueldad que conduce las cosas hacia su fin ineluctable, las transforma.  El esfuerzo es crueldad, la asistencia por esfuerzo es crueldad.  Toda transformación implica crueldad.”[3].
Esté esfuerzo puede ser realizado a partir de una indumentaria propuesta desde los conceptos de crueldad.  El traje del actor desde la crueldad es un forzamiento de origen pulsional que se ejerce sobre el cuerpo y lo precipita más allá de sí mismo.  Es un cuerpo obligado a realizar una gran batalla para escapar del sí mismo, para traspasar el modelo de la representación.  El traje de la crueldad permite abandonar los límites creativos y crear nuevas dimensiones vitales que:
 “Producirán a nivel estético manifestaciones tales como la deformación, la mutilación, la descomposición, etc.”[4]
Que permiten las variaciones y el corte de las constantes para que el actor y la escena se encuentren con esas fuerzas de vida que desconoce, que len han sido negadas. 
El cuerpo que experimenta la crueldad es precipitado a una especie de intervalo en donde sufrirá una destrucción en tanto que cuerpo individualizado.  En ese intervalo se dará una lucha de fuerzas: fuerzas de conservación que se resisten a realizar el cambio, que se resisten a la muerte del cuerpo individualizado fuerzas poseídas por una pulsión de muerte que lo jalonan y lo precipitan más allá de sí mismo, buscando con la muerte del cuerpo individualizado, acceder a la vida.” [5] 
Un vestuario vital, que expresa esas fuerzas por las está determinado pero que desconoce.  Es enunciar precisamente lo que la vida tiene de irrepresentable:  las fuerzas. Las fuerzas son aquello que no se puede representar.  La indumentaria cruel deriva en actos creadores, que inventan nuevas reglas de juego y crean en el escenario nuevas realidades.  El actor es un creador de valores, un artista que produce nuevas realidades en una guerra cruel.
“La guerra cruel consiste en crear estrategias para afirmar la vida en un momento en el que existen las condiciones para perecer a cada instante.  Más allá de las ideologías, lo que interesa es la vida; después de todo, los ideales modernos sólo produjeron un estado de nihilismo en donde la especie humana construyo los medios para autodestruirse.  La guerra cruel consiste precisamente en luchar contra ese nihilismo reactivo que sólo conduce a un querer: la autodestrucción.  Ese nihilismo reactivo, diseminado en lo social, ha hecho posible un desarrollo generalizado del fascismo, no sólo en los grupos autodenominados sino en lo social, por que se manifiesta en todos nosotros, en lo más cotidiano.  Se trata de una guerra molecular que consiste en crear un modo de vida no fascista.  En el arte de vivir por fuera de todas las formas de fascismo, construyendo maquinas de creación.  Más allá del nihilismo, está la acción guerrera de quien sabe que no hay tiempo para malgastar en pequeñas mezquindades individuales.  Más allá del fascismo está el guerrero que salé de sí mismo para afirmar la vida en su conjunto y vive afirmativamente la experiencia con la crueldad: hace un esfuerzo enorme por transmutarse. [6]
Estas dos propuestas del traje como acontecimiento y como acto de crueldad, nos hace comprender este componente escénico teatral desde perspectivas no representativas, en las que se busca desarrollar otras dinámicas de creación, en las que se  generen uniones y eslabones no propuestos como el traje con la palabra, con el deseo, con la lúdica, donde se vincula al actor como creador y hacedor de la estructura y superficie que se ensamblara con su cuerpo.


En conclusión esto nos lleva a comprender el vestuario del actor como un activador del cuerpo, en donde convergen afectos, energías, potencias de vida que se escapan de la idea de crear la identidad de un personaje desde el traje, y se disgrega de la propuesta representativa de ese elemento escénico.





[1]MOCKUS, Antanas. Jugando con Lyotard. En: Magainzin Dominical. Bogota. 1998. p. 8.
[2]Bene Camelo y Guilles Deleuze, Superpociones. p. 1.
[3]Antonin Artaud, El teatro y su doble Gallirmad Paris, 1964, pag: 159.
[4]Pavón, Consuelo. Artaud y la estetíca de la crueldad, p.13.
[5]Ibid., p. 14.
[6]Ibid., p. 14.